Assad Awad, un joven libanés residente en Madrid especialista en accesorios fetiche, ha debutado con su primera colección en la Valencia Fashion Week. Pero no es nuevo en el oficio. Desde que Lady Gaga, la incontestable reina del pop actual, le hiciera un pedido hace dos años, su éxito, popularidad y trabajo le ha abocado a vivir a 400 kilómetros por hora.
“No he planificado nada de todo esto que me está pasando. Desde hace un tiempo todo va muy rápido. Empecé con los accesorios, ahora con la colección de mujer y voy a por la de hombre. Soy adicto al trabajo. Soy capaz de estar en el taller encerrado más de catorce horas al día”, afirma en conversación con Vanitatis.
Por eso el nombre de la cantante americana aparece en todas sus entrevistas. “Sigo trabajando para ella, pero me estoy quitando de que todas las entrevistas gire en torno a ella. Ahora solo permito una pregunta al respecto”, dice. Su ritmo es tan acelerado que recientemente le ha dicho que no a la mismísima Madonna, musa antagónica de su mayor clienta: Gaga.
“Claro que le puedo decir que no. Es una artista. Al final haces lo que tienes que hacer, esto un business. Siempre vuelven. Hay muy poca gente que haga esto. Madonna lleva unas gafas mías en el videoclip de la Superbowl”, confiesa.
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